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Mierda de ideas de nuestros políticos

2020-09-03

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El populismo epidemiológico está de moda en España

Los expertos desaconsejan la utilidad de los test masivos, pero los políticos los anuncian igualmente: se está esquilmando dos áreas clave ya colapsadas, la atención primaria y los laboratorios

Un grupo de profesoras del colegio público Gonzalo de Berceo, en el madrileño barrio de Carabanchel, se desplazó ayer hasta la otra punta de la ciudad, convocadas por la Comunidad de Madrid para hacerse un test serológico. Tenían cita allí a las 9:30 de la mañana, pero tras encontrarse con una kilométrica cola de docentes que daba la vuelta a varias manzanas, acabaron saliendo del IES Virgen de la Paloma en torno a las 13:55.

Nos avisaron ayer por la tarde de que teníamos que venir", me explicó una de ellas todavía con el esparadrapo en el brazo.

Las imágenes de los profesores que se han reproducido en los telediarios pueden dar la impresión de que la convocatoria ha sido algo atropellada u obligada por las circunstancias, pero tras este Proyecto Test Covid-19 hay más planificación de lo que parece. Para empezar, la necesaria para diseñar e imprimir los trípticos explicativos que cada profesor que ha pasado el test ha recibido y donde figura cómo obtener —también han recibido una pegatina con un código numérico— e interpretar los resultados.

Si es positivo, nos llamarán directamente para hacernos la PCR, si no, podremos ver los resultados dentro de tres días", cuenta otra maestra del mismo grupo.

En total, van a realizar 100.000 pruebas al profesorado, personal de administración y servicios de los colegios madrileños.

El tríptico ha sido editado por la Consejería de Educación y Juventud, aunque la gestión corresponde a la empresa hospitalaria Ribera Salud. El nombre hace sonar una campana en la memoria reciente. Sí, fue también la compañía encargada de realizar el estudio de seroprevalencia de Torrejón de Ardoz el pasado mes de junio. En teoría, es un ejercicio muy parecido, solo que esta vez los 105.000 vecinos testados serán reemplazados por un número similar de docentes.

¿El pueblo demanda test? ¡Hagámoslos

Cuando el alcalde dijo que iba a hacer test a toda la población, la gente prácticamente estaba pidiendo camisetas con su cara

dice el socialista Javier Castillo, portavoz de la oposición. "A las tres semanas de hacer los test, Torrejón volvió a ser el municipio de la Comunidad de Madrid con mayor tasa de contagios".

Inicialmente, el estudio de Torrejón se vendió como el mayor estudio de seroprevalencia de Europa, pero Castillo pasó semanas pidiendo los contratos suscritos con la empresa hospitalaria hasta obtener una versión muy diferente. El testeo masivo acabó costando al consistorio unos 3,5 millones de euros, se pagaron los test a un valor muy por encima del precio de mercado y de las más de 100.000 personas que pasaron por las carpas para hacerse los test serológicos —la mayoría fueron rápidos y unos 5.000 con la técnica ELISA, extrayendo la sangre de la vena y no de una gota del dedo— se hallaron 5.392 positivos, a los que hubo que realizar posteriormente una PCR.

Al final, solo 100 personas confirmaron en una PCR el positivo inicial, el 98% restante resultaron ser falsos positivos. Es decir, el precio de cada detección le salió al ayuntamiento por 35.000 euros. "El punto en el que nosotros nos desconectamos de toda esta movida", admite Castillo, "fue cuando la Consejería de Sanidad se desvinculó y dijo que no iba a colaborar ni a poner a disposición del Ayuntamiento de Torrejón ningún recurso para este estudio".

Este revés produjo que, cuando salía un test serológico positivo, tuviera que ser sometido a un test PCR para confirmar el contagio, pero al no contar con Sanidad, los responsables de Ribera Salud tuvieron que subcontratar las PCR a un laboratorio externo, en este caso el Instituto de Ginecología y Medicina de la Reproducción Doctores Ordas y Paloma.

Esto provocó otro quebradero de cabeza, ya que los 100 positivos confirmados, al estar fuera del circuito de Salud Pública, no estaban controlados ni se les hizo seguimiento de contactos. Solo se les recomendó aislamiento.

En aquel momento, en el que se desconocía aún mucho sobre seroprevalencia, el testeo masivo de Torrejón permitiría conocer realmente cuánta gente había sido expuesta al virus SARS-CoV-2. Pese a las críticas que despertó entonces, era innegable que el intento satisfacía una cierta curiosidad académica. Pero ahora el momento es muy diferente: las aulas están a punto de abrir y todo el mundo quiere garantizar la seguridad de alumnos y profesores, ¿para qué sirve entonces un estudio poblacional de anticuerpos como el que está teniendo lugar entre los profesores?

"Los test a profesores suelen tener bastante poca utilidad y está claro por qué: sale negativo en un test, va feliz a tomarse un café al bar de la esquina y se contagia", dice el epidemiólogo Javier del Águila. "Seguro que de los miles de profesores que estás testando sale algún asintomático, pero en general no estás arreglando nada".

Más PCR, menos casos detectados

Con respecto al estudio de Torrejón, en esta ocasión han cambiado dos cosas: ahora todos los análisis están siendo por venopunción —mediante la técnica ELISA, mucho más fiable pero también más cara: Ribera Salud facturó cada test a 70 euros en Torrejón, frente a los 14,5 de los test rápidos, por lo que el montante esta vez podría multiplicarse por cuatro o cinco— y la Sanidad Pública madrileña está colaborando, como se desprende de que los resultados aparezcan a través del Portal del Paciente.

El contrato entre la CAM y Ribera Salud para este encargo —se ha otorgado por adjudicación directa, sin concurso— no figura en el Portal de Contratación de la Comunidad de Madrid, pero no es aventurado suponer que si se produce algún positivo, sea esta vez la Sanidad Pública quien se encargue de confirmarlo por PCR y autorizar el rastreo de contactos.

Para los laboratorios encargados de analizar estos test en los hospitales, resultará una nueva piedra en la mochila. Porque este tipo de medidas no solo son caras en sí mismas, sino que detraen recursos (principalmente tiempo y reactivos) de otros servicios esenciales para combatir la pandemia ya suficientemente saturados.

Los test PCR a profesores no tienen mucho sentido, no es que ellos vayan a contagiar a los niños sino que va a pasar al revés

No es solo la Comunidad de Madrid. En las últimas semanas, gobiernos autonómicos de todos los colores —incluso la modélica Asturias, paradigma del buen hacer en la gestión de la pandemia— han encargado análisis PCR masivos a profesores y otros colectivos esenciales antes de la vuelta a las clases. "Los test PCR a profesores no tienen mucho sentido realmente, porque son un colectivo tan expuesto que el problema no es que ellos vayan a contagiar a los niños, realmente va a pasar al revés", añade Del Águila. "Y veo muy complicado que se logre hacer PCR periódicas a los profesores, no creo que haya capacidad para ello".

¿Es que nadie piensa en el suministro?

En su primera comparecencia tras las vacaciones, Pedro Sánchez presumía de que España había hecho unos 5,8 millones de test y que ahora hacíamos un 168% más que al finalizar el estado de alarma. Hace dos semanas, España hizo unos 478.000 test, casi 70.000 diarios, cuando nuestro promedio en mayo estaba en torno a 45.000. Si los test PCR fueran infinitos, que es algo que muchos políticos parecen creer, este aumento sería una buena noticia.

El problema es que no lo son, el ritmo no es sostenible y los fabricantes están alertando de roturas de 'stock' en los hospitales mientras algunos gobiernos autonómicos, como Cataluña o la Comunidad de Madrid, lanzan programas de testeo masivo en barrios con alta incidencia, una herramienta de utilidad "tremendamente limitada y que solo debe aplicarse en circunstancias muy, muy concretas", comenta Del Águila.

En Cataluña, sucedió que tras realizar 20.000 test PCR solo encontraron a 500 positivos, una mejor ratio que en Torrejón, ya que los buscaron en distritos problemáticos, pero aun así muy poco coste-eficiente. El ejecutivo de un importante fabricante de test diagnósticos me lo compara con salir al monte con una escopeta a pegar perdigonazos a bulto. En algún momento le darás a algo, sí, pero a qué coste.

Todo esto está teniendo secuelas muy importantes. A los medios nos encanta usar como referencia el número de hospitalizados, pero la realidad es que mientras en marzo los más agobiados eran quienes trabajaban en las Urgencias y UCI de los hospitales, ahora la presión se ha trasladado a dos áreas: la atención primaria y los laboratorios encargados de analizar la ingente cantidad de PCR que las CCAA están demandando.

Ahora, la presión se ha trasladado a los laboratorios encargados de gestionar la ingente cantidad de PCR que se están pidiendo

"Para nosotros, ahora no hay comparación con marzo, cuando montabas una nueva planta covid y se te llenaba en dos horas", explica Marta Mora, experta en enfermedades infecciosas del servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz. "Las áreas del sistema de salud que ahora mismo están sufriendo más son la atención primaria y los laboratorios".

De hecho, muchos laboratorios hospitalarios, además del estrés o la falta de manos, están padeciendo la falta de reactivos necesarios para hacer una PCR. Fuentes conocedoras de la situación cuentan a El Confidencial que en grandes hospitales madrileños como el Clínico San Carlos de Madrid llevan más de una semana con problemas para poder remitir los resultados de las PCR por este motivo.

"La tardanza en los resultados de las PCR es un gravísimo problema, porque la clave de este método cuando lo quieres hacer bien y lo necesitas es que sea rápido", dice Vicente Baos, médico de familia en Madrid. "La situación se va desbordando a pasos acelerados: si hay 30.000 positivos en Madrid en los últimos 15 días y se considera que un 5% ingresa, es decir, unos 1.500, los otros 28.500 han sido diagnosticados y están siendo seguidos en atención primaria. Todo ello en un momento en que nos dijeron que cogiéramos vacaciones de cara a tener un otoño malo y sin haber contratado a nadie ni puesto líneas telefónicas extra, que una de las cosas que dicen los pacientes es que no les cogemos el teléfono".

Si hay 30.000 positivos en Madrid en los últimos 15 días y un 5% ingresa, los otros 28.500 son seguidos en atención primaria

Carlos Freixas, de Roche Diagnostics, explica que "lo que ha sucedido, más que los rebrotes, ha sido el cambio de estrategia, ahora las comunidades autónomas han empezado a buscar los asintomáticos", dice. "En la etapa más dura de la pandemia, solo se hacían test a las personas que entraban en el hospital con fiebre y una auténtica sospecha, para confirmar. Ahora hay campañas de 'tracking' de asintomáticos que, como estrategia, están muy bien, pero estresan la capacidad de suministro de todos los fabricantes".

Actualmente, los suministradores de PCR están garantizando el suministro para el entorno hospitalario para evitar roturas de 'stock', y aun así se están viendo obligados a hacer encaje de bolillos. "A veces, cuando ocurre algo como lo de Aragón, tienes que andar pidiendo excedentes de test a otros hospitales que no tienen tanta necesidad para poder cuadrar con la demanda", explica Freixas, que añade que la empresa suiza ha tenido que multiplicar su producción para cumplir con la demanda actual.Cadenas rotas: el suministro de test de covid-19 pende de un hiloAntonio Villarreal

"Pero la demanda no responde a la gravedad de la situación, las puertas de los hospitales no están como en marzo, todo responde al cambio de estrategia", añade Freixas.

¿A qué responde este nuevo enfoque?

Las medidas no son casuales. Más bien tratan de tapar un enorme agujero humeante, generado como consecuencia de los insuficientes programas de rastreo por parte de las autonomías que el Gobierno trata ahora de socorrer con esos 2.000 militares entrenados.

"Ahora, cualquier persona con síntomas se puede considerar sospechosa de covid, por lo que hay que hacerle la PCR, y cada vez más gente da positivo", explica Baos. "Nosotros realizamos el rastreo de contactos entre los convivientes, porque ya el rastreo fuera de la casa lo ha abandonado todo el mundo: nosotros no podemos hacerlo y Salud Pública está inoperante".

¿Cómo encontrar entonces a esa cantidad potencialmente enorme de personas asintomáticas? "Esos asintomáticos no entran dentro de nuestras funciones, por lo que los ayuntamientos han tratado de encontrarlos haciendo PCR un poco a voleo", dice Baos, "algo que ha fallado estrepitosamente y que tiene muy poco valor epidemiológico en cuanto al estudio y la búsqueda de casos".

Hay aún muchas cuestiones sin resolver por parte de la clase política, por ejemplo, ¿cómo se coordinarán adecuadamente los diferentes equipos de rastreadores en zonas como Madrid o Cataluña, donde coincidirán los contratados por la Administración pública, los militares y aquellos fichados por Quirón Salud o Ferrovial? Sin embargo, nuestros representantes parecen más inclinados hacia la epidemiología experimental.

Está por ver cómo habrá resultado exponer a uno de los profesorados más envejecidos de Europa a una lipotimia para hacer retroceder la incidencia del SARS-CoV-2.

Medidas efectistas pero inútiles contra el virus

¿En qué momento dejó España de escuchar a los expertos y puso a los políticos a ordenar estrategias de control epidemiológico? Está ocurriendo a todos los niveles. Algunas medidas, como las que anunció José Luis Martínez-Almeida de cerrar las piscinas en septiembre o los parques de noche, no harán mucho para frenar la incidencia, pero sin duda son económicas. Otras, como las de los test serológicos masivos a profesores, son igual de poco útiles y además más onerosas. Y otras, como las de realizar miles de test PCR a personas sin sospecha de covid-19, detraen además recursos de áreas esenciales.

"La línea entre el populismo y la actuación inteligente la pondría en quién ha tomado la decisión, si es una cosa que viene de los técnicos o si viene de los políticos", explica Del Águila, "generalmente, un político toma decisiones con otras ideas".Otras medidas que se barajan amenazan con provocar problemas de otra índole. Pablo Iglesias ha garantizado que los padres de niños en cuarentena por el positivo de un compañero y con PCR negativa obtendrán y cobrarán la baja. Médicos como Baos se echan a temblar ante lo que eso puede suponer para su servicio: "Hacer la baja a los padres del niño enfermo por caso confirmado ya es mucho volumen, pretender que además haya que hacérsela a los otros 20 niños y sus 40 padres mediante un mecanismo administrativo que pase por los médicos de familia... Es que no saben de qué hablan, no saben lo que está pasando en los centros".

Como referencia, Baos recuerda que la semana pasada —antes del comienzo de la escuela— se diagnosticó covid-19 a 3.000 niños entre dos y 14 años. Es decir, esto equivaldría a tener hasta 60.000 compañeros de clase en cuarentena y hasta 120.000 progenitores con ellos en su casa. Está por ver si la medida pregonada por Iglesias acaba ejecutándose, pero ciertamente es un regalo envenenado bastante considerable para venir de alguien que siempre lleva una mascarilla con las palabras Sanidad Pública.

Algo parecido ocurrió con la obligatoriedad de las mascarillas en la calle, una medida que sorprendió a muchos epidemiólogos por la falta de evidencias sólidas sobre el contagio al aire libre. El propio Fernando Simón había dicho en mayo al respecto que "dando un paseo por el campo una persona sola es fácil ver que no hay peligro".

Lo de las mascarillas obligatorias en la calle ni un solo epidemiólogo del CCAES las apoyaba, pero un día dijeron que se iban a poner y adiós

Pero al final, la mascarilla al aire libre se acabó declarando obligatoria en Consejo de Ministros, también para dar un paseo por el campo incluso aunque se diera la preceptiva distancia de seguridad. Fernando Simón, siempre escrutado en cuanto a su posición sobre este accesorio, sorteó elegantemente la cuestión con un "siempre me han oído decir que la mejor mascarilla es la distancia".

Autor Antonio Villarreal