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Poesia y Relatos

2020-11-12

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Hace bastantes años en Noviembre del 2000, en la época que murió mi abuelo, a muchos de los nietos les apetecía escribir algo sobre el "yayo" y me enviaron relatos y poesías.

También se animaron con divertidas historias sobre ascensores y demás. Hoy las he encontrado "limpiando" algunos sitios web que tenía abandonados. Menos mal que no borro casi nunca nada! ;-)

Bueno, pues esto es lo que escribimos entonces.

Introducción (Año 2000)

Estos son retales de la vida, viajes al fondo de la nada, sitios donde no he ido ni he estado, la verdad, no se... Ire poniendo cosas a medida que pueda, se me ocurran o me lleguen...Esto se lo pedí a Adrian que me dijo: "...en esa poesía no hablo más que sobre mí y mis sentimientos, como siempre hago..."

Pues bien, yo he encontrado algo extraordinario que merece ser compartido sobre todo por aquellos que le conocimos.

No siempre se encuentra algo cuando buscamos, es como saber donde ir pero no como, gritar y no saber porque, valer la pena escuchar si no tenemos nada que decir.

Aquí estoy escribiendo recuerdos y vivencias de mi infancia.

Esto es algo enviado por Magda, quizá algo prestado, quizá algo que robamos, quizá algo que no encontramos. Creo que desde alguna parte queremos creer que es para nosotros esta poesía

Esta es la primera contribución de Ana, espero que no la ultima... Historia Esto lo ha escrito Magda...Es algo acido, directo, rudo, como ella... Historia del ascensor II Las historias del ascensor han sido UN EXITO....aqui tenéis la III entrega escrita por Ana...Historias del ascensor III

Recuerdos de mi abuelo (Tono Riesco)

Yo conocí a mi abuelo de muy pequeño, debía tener pocos anos porque no me acuerdo... Ja, ja... . El recuerdo mas antiguo puede que fuera montado en el carro o en el macho yendo a coger patatas al Hontanar; que tiempos! Siempre había que levantarse muy temprano y "aviar" al macho, o la mula, nunca caballo. Eso de caballo... era para los señoritos.

––Neeeneee, que eso no va ahiiiii. Neeneee, date prisa "joel".

El sabia que nunca aprendería los nombres tan complicados y con tan poco rigor científico ni lingüístico que tenían los arreos del animal, pero el lo intentaba todas las veces repitiéndome las decenas de nombres y riéndose cuando conseguía acordarme a alguna.

De la parte que si me acuerdo es la del serón. El serón era la tienda de campaña, el comedor, el sitio donde ibas y... bueno, venir era siempre andando... para no cansar al macho. A veces creía que quería mas al macho que a mi. No me he olvidado del olor del serón, entre áspero y dulce provocado por la diversidad de la carga y por el sudor del animal. La verdad, nunca vi bañar al macho o cepillarle como se ve en las películas, seguro que eran cosas de señoritos... posiblemente los del Avispero si que lo hicieran, no se.

El Hontanar estaba lejiiissiiimos, era de los destinos mas apreciados por mi porque pasabas por muchos sitios y habían fuentes por el camino y cuando llegabas, estaba la "balsa", esa piscina llena de juncos, ranas y a veces culebras. Vaya sitio mas chulo, el único problema es que nunca se iba a ver la fuente, los pájaros, o el paisaje, se iba a TRABAJAR.

––Estáis muy mal educados, tenéis de "to" y así....

––Yayo, porque en vez de ir i venir a ver si el agua ha llegado al final de la era no lo medimos con el reloj y nos ahorramos el paseo?

Yo tenia salidas de niño pedante y repelente, lo bueno es que el siempre había hecho las cosas de una manera y como no iba a cambiar el método, poco importaba si yo decía blanco o negro. Solo me hacia caso cuando habían números por medio, eso si, tampoco si los números se aplicaban a la almendra o el azafrán... La almendra, de eso si que sabia, incluso a sacar el rendimiento, cosa que no todo el mundo sabia hacer. La marcona, la mejor, mejor rendimiento, mejor sabor.

Continuara...

Residencia en la tierra (Adrián Hernández Ballesteros)

(poesía de un viaje desde el país de la cal hasta la sinceridad del paisaje)

Quiso llevarse el metal en los ojos después de una noche de lluvia invisible.\ Antes de comer, recogió las alas del perchero.\ Quiso dormir desprendido de piel,\ y abandonó su casa sin reflejo alguno

Quiso perderse entre los almendros en flor,\ y brotar de semillas silentes bajo las manos del alba.\ Quiso romper la cama de madera y pasear\ por caminos salpicados de azafranes.\

Yo por mi parte,\ quise verte con tus manos frías y labios dormidos.\ Yo quise derramar mi alma en t\ y ese llorar lánguido que todavía me cubre.\ Ambos quisimos decirnos adiós por el sendero de la guitarra\ Mi presencia de harina te siguió hasta detrás de dos lunas de membrillo\

Yo estaba lejos, donde el azahar invade,\ como una peste, toda la ciudad entregada de mar.\ Desde allí, sin saberlo, encendí una hoguera por ti.\ Un filo negro y fino que se alzaba sobre madera de naranjo,\ al cielo resquebrajado, gritando tu remembranza..\ sí una hoguera\ la más alta de cuantas se levantaron aquel día.\ Quisiste ser de humo en mi hoguera y yo ser de agua en tu alma.\ Ambos quisimos quedarnos en la sinceridad del paisaje,\ pero estábamos muy lejos,\ como lejos partieron jazmines calientes.\\Quise tan cerca, como para olerte de miel,\ Quise tan en ti como para acongojarme por las calles dolidas de sal

con los ojos grandes, muy grandes, de redonda tristeza

... al pensar en ti

tan de vida,

tan de ti, tan de lejos...

Siempre he deseado tocar con mi pulso el piano

y derramarme de lleno con cada nota en su tristeza.

Sé que nunca andaré sobre melodías propias,

pero cuanto más me acerco a tu residencia en la tierra,

más me aferro a la vida y a ese corazón que entregué a los luceros tiritantes.

Hoy despiertas en la niebla, desnudo y vaporoso

y todo es del revés...

Siempre quise tener una foto de mi abuelo

al hacer la tarde con sus manos de corteza y equilibrio.

Sus ojos garzos, la piel vivida, el alma apacigüe,

tenue la luz entrando por una ventana.

Juego de luces y sombras, apego de ángel callado.

Hoy ya la tengo, cicatrizada por el sol en tu partida

bajo las cejas enredadas y el corazón escuálido.

Impresiones, imágenes de la ausencia.

Tus mismos ojos en tu hijo,

llorando frente al madero y el hacha.

Tocan las campanas a lo lejos clamando cigüeñas,

y bajo la siembra del alma,

suenan voces de amapolas.

Al pasar a la sala del llanto,

olor a vinagre.

Aunque el suelo estaba ya vacío sin ti,

no quise pisar tu sombra transitoria:

caminé sorteándote

y el silencio se apoderó de la ternura galopante

Su garrota, su boina en la silla...

Padre, ¿vamos a por un poquico de leña pá encender?

Antonio, no se olvide la garrota,

Antonio, acérquese más al plato.

Antonio...

Antonio...

no te vayas...

Flotabas un viento de aroma por los tejados,

habías florecido prematuros los almendros,

el agua fluía con calma en adormecidos patios.

Era primavera cuando marchaste en un viaje,

porque la muerte es un largo viaje que no anuncia partida ni regreso...

Era primavera, tu última primavera, enfermo de vida,

en aquella primavera de sangre,

cuando se alejaban ausentes la espuma y las abejas

y todavía nadie me había amado...

Vine a decir a todos que todavía es temprano

para que los cielos batan sus alas,

que todavía hay tiempo para recordar coplas,

que si algo queda sobre la escarcha

es corazón y ceniza.

Hoy te reclaman los ojos,

y sé que te perderé en la memoria,

pero no quiero mas que quedarme a tu lado

y respirar tus almendros, tu risa,

tu mirada azul, tu sombra de luz...

Hoy te reclaman los ojos,

y el alba oscurece, y la cal de los pueblos se apaga...

Y yo estoy cansado de gritar a la tierra

que me devuelva tu savia

que me la devuelva...

Que dejaste tu biografía en la tierra,

las manos en cosecha

y mis ojos en la niebla.

Papá (No me acuerdo quien escribió esto exactamente, puede que Ana)

Ven a mezclarte con mi triste lloro

y a consumirte en mi mejilla ardiente

que acaso correrán más dulcemente

las lagrimas amargas que devoro.

Porque, ¿qué sería una gota de rocío perdida entre el raudal del llanto mío?,

que a gusto sería sombra de tu cuerpo todas las horas del día,

de cerca te iría siguiendo, hasta que se hiciera de noche y reinara el silencio,

siempre estaría pegado a tu cuerpo, y cuando la muerte llegara a vencerlo,

sólo una sobra por siempre sería.

De mi amor una confusión sincera,

no oirán tus calladas celosías

y fueron testigos de las ansias mías, la luna, las estrellas y mis tristes compañías,

a quien yo visito todos los días y alegran mis soñadas alegrías.

Solamente tu mi secreto no conoces

por mas que mi alma late ardientemente,

sin yo quererlo te lo digo a voces, y acaso

¿has de ignorarlo eternamente?.

PAPÁ

Historias del ascensor I (Ann Marie)

Yo volvía del trabajo, por entre el parque, andando a destiempo con los corredores ejecutivos, que deshacen el día a golpe de zapatilla. El viento bajaba mis pinzas del pelo, hasta que consiguió estropear mi horrible cogido; si llevo demasiado limpio el pelo me suele ocurrir. Torcí las siete u ocho calles que me separan de la parada del metro de la calle Dolores Abril, y sin darme apenas cuenta me encontré en casa, delante de mi horrible portal ( a ver si ponemos un poco más de dinero y le damos trabajo a algún albañil mañoso). Saco las llaves y forcejeo con la cerradura, como siempre me hago daño con el bordillo izquierdo, con el que tropieza mi dedo pulgar, igual es demasiado gordo, aunque creo que todo en mí es demasiado gordo.

Caminé igual de rápido e igual de lento que siempre, por el pasillo que me lleva a la escalera y al torcer para encararla......................¡¡dios mío!!, ......¿dónde está el hueco?, sí ,sí, el hueco de la escalera; ese que me sirve para cotillear quién va delante o detrás de mí en la escalera. No había hueco, en su lugar habían colocado unas puertas verdes con tiradores y unos mandos que decían "SUBIR" "BAJAR".¡¡¡¡¡¡¡¡¡Era un ascensor!!!!!!!!!!!!.

Le toco y ..............algo baja. Una luz impetuosa se abre ante mí. Penetro en el y selecciono mi piso, que casualmente es el último,¡¡ya llego!! ¡¡ya llego!!..........se oye un chirrido..........................................

Cuando me desperté, el chirrido resultó ser Ariadna reclamando su Nidina; y el botón de llamada el ojo de Crispín, al que mi dedo había ,por lo visto, estado incordiando desde hacía rato.

Ann Marie.

Historias del ascensor II (Madeleine)

Diferente punto de vista de una Ascensor, por Madeleine.

Cuando dijeron YA EMPIEZAN!!!!!!!!!, se produjo dentro de mi un suspiro de alivio, por fin nunca mas subiríamos sin respiración a ver a mi hermana y por supuesto al nuevo miembro de la familia que iba a nacer en pocos días.

Habría pasado una semana desde que empezaron las obras, pero en ese momento el nacimiento de Ariadna ya había colapsado toda nuestra atención, una niña preciosa había llegado al hogar, al igual que el ascensor.

Bien los días iban pasando, dijeron "en 2 meses terminado", pero cada vez que íbamos a ver a mi sobrina eran 5 pisos. Llegado el verano, claro todo el mundo quiere vacaciones, tuvieron que paralizar las obras, tampoco lo echamos de menos ya que casi no estuvimos en todo el verano, pero claro me imagino a esa familia tan feliz, con su hija recién nacida, que por cierto ya sabemos todos la cantidad de cosas que tienen que llevar, subiendo y bajando, menos mal que el aire acondicionado no paró, porque de lo contrario hubieran sido pura piel.

Los meses siguen pasando, claro el ascensor ya esta instalado, supongo que desde junio ya esta bien, los botones de subir y bajar, todas las luces de la escalera, las barandillas, pero no hay cosa que mas me pone nerviosa que cuando sigo ese patio, que parece la cueva de los "niñotes", nunca sabes si llegas al final, y voy directamente al botón del ascensor, y siempre digo: "ya por favor que se ponga en funcionamiento", pero la desilusión se apodera enseguida de mi, porque el ascensor sigue sin funcionar.

Claro que alguna ventaja tiene que tener, supongo que para Navidades tampoco estará, pero nos vendrá bien, así los kilitos que se cogen en estas fechas, se nos quitarán de tanto subir y bajar cinco pisos...............y van para 7 meses lo podían a ver sido 2.........

Historias del ascensor III (Ann Marie)

Nada hacía suponer que las cosas cambiarían. Todo seguiría igual si nadie lo remediaba; mi hueco, mis tiradores, mis botones de subir y bajar, mis hermanos.............................................. Pero yo no desesperaba, tras mis sueños de grandes proyectos, se ocultaban grandes desilusiones, aunque a veces sí lo hacía y tras leer el correo me preguntaba que había hecho yo para merecer esto.

Pensaba entonces, que tal vez sí había un poco de razón en todo aquello y que después de contemplar maravillada las fastuosas lámparas de araña del Hilton, no podía más que pensar que aquel portal por arreglar era una especie de cueva, tal vez como aquella que había en el pueblo de Crispin a la que llamaban de los "niñotes".

Pero, ¿ que podía yo hacer para que los demás vieran mi ascensor cómo yo lo veía? , ¿tal vez no invitarles nunca más a cenar? o ¿ tal vez decirles que el ascensor estaría utilizable.............digamos............en Julio?.

Hay que mirar las cosas por el lado bueno y entender que , si los demás quieren un ascensor en mi casa, también quiero yo un aparcamiento fácil cerca del Hilton, para no pasarme tres cuartos de hora de mi suburbial vida, buscando donde dejar mi coche; después de pelearme con las verduleras del "sábado matín" y los Cocoon marchosos del "sábado la nuit".

Ann Marie.